lunes, 23 de marzo de 2009

Heroísmo y Cortesía
Por Antelmo Santos
Heroica Ciudad de Huajuapan de León, Oax.- Por un señalamiento, casi un reclamo que me hizo un asiduo lector de esta columna, hoy inicio con sus propias palabras: “Si la historia de Huajuapan está marcada con el sello de sus heroicos ciudadanos, entonces por qué usted no lo menciona en su famoso Collage.” ***Y aquí estoy cumpliendo mi promesa, apreciado lector. No sin antes señalar que el orgullo por el heroísmo de don Antonio de León, durante la Batalla en el Molino del Rey, está compartido con tres lugares: Rancho Antonio de León, allá en el municipio de San Andrés Dinicuiti, Santiago Huajolotitlán y esta ciudad. Ahora, si se trata de la Guerra de Independencia, entonces los honores son para el Coronel Valerio Trujano y el Indio de Nuyoó. Aunque, si hablamos del heroísmo de los mixtecos que los acompañaron en estas luchas, entonces tendríamos que agregar a los que estuvieron con don Porfirio Díaz, cuando la Invasión Francesa. Y en ese caso, todos los municipios y agencias de la Región Mixteca, tendrían derecho a llamarse heroicos. ***Pero mientras llegan a un acuerdo los doctores en Historia y Geografía de Oaxaca, nosotros iremos por las calles, disfrutando de la alfombra violeta que dejan, en marzo, las jacarandas de los pueblos sureños, aspirando el perfume seco de la primavera, gozando de las atrevidas tardes de jaripeos y de tradicionales conciertos con bandas de cuerdas o de aliento. *** Y ahora que dije “doctores”, me acordé de una anécdota mixteca. Un paisano tenía un dolor terrible en el testículo izquierdo. Así que fue en busca de un médico. Cuando llegó a la dirección recomendada vio la puerta entreabierta. Y sin mediar el acostumbrado “con permiso” (quizá el dolor era demasiado) nuestro protagonista ingresó, sin imaginarlo, a un despacho donde había un abogado. Pensando el profesional que, por fin, había pescado un incauto, enseguida le atendió: Cuénteme, qué le pasa, amigo. El hombre empezó a referir acerca de su padecimiento en el testículo izquierdo. Al darse cuenta de la equivocación, el aboganster le aclaró: Disculpe, señor, pero no soy la persona indicada, yo soy Doctor en Derecho. Nuestro paisano abrió los ojos en señal de sorpresa, al tiempo que agregaba: Me lleva la… ahora resulta que hay un doctor para cada uno de los… gemelos. ***Pero la anécdota que me contó mi compadre es mucho mejor. Resulta que a su consultorio llegó un campesino con un problema gastrointestinal. Lo escuchó con atención, hizo preguntas, imaginó el diagnóstico y tecleó la receta. Al entregársela, el paciente le preguntó si debía guardar alguna dieta. A lo que el médico le ordenó que evitara los embutidos. –Perdone mi ignorancia, doctor, pero ¿qué es eso? –Ah, respondió el galeno, quiero decir que no puede usted comer jamón, tocino, mortadela o queso de puerco. –Queso de puerco? Se dijo en voz baja el paciente al tiempo que agregaba: Descuide usted, doctor, porque en mi pueblo no ordeñamos a los marranos. ***La Cortesía es un valor humano casi en desuso. Observe que es más común entre la gente del campo, entre los que menos tienen, entre los que no saben leer ni escribir, entre los grupos autóctonos. Note que la Cortesía se da menos entre los que viven en la ciudad, entre los que tienen asegurado su futuro económico, entre los que han tenido la oportunidad de hacer importantes estudios de postgrado, entre los que han mezclado su sangre con grupos humanos de “prestigio y abolengo”. Si no lo cree, basta con que observe con qué bajeza se pelean las herencias. Vea los noticieros para que observe el nivel educativo y los vergonzosos modales con que se tratan. No le digo que imagine usted el vocabulario de un Secretario del Gobierno, porque ya Téllez nos dio un extraordinario ejemplo. ***En un transporte colectivo, como el metro o en un autobús, uno puede escuchar con qué cinismo se expresan algunos señores. “No es que no haya caballeros, lo que no hay son sillas”. Ante una circunstancia parecida, el actor estadounidense Groucho Marx dijo: Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien. ***Ni pensar en la cortesía de la Reina de Francia, María Antonieta, cuando era llevada al patíbulo y tropezó con su ejecutor: “Tenga la bondad de disculparme, señor verdugo, esa no ha sido mi intención.” Mucho menos en tomar las palabras de San Pablo: “Adelantaos unos a otros en el respeto”. ***En esta ciudad, la cortesía acostumbrada se interrumpe a las siete con cincuenta minutos de la mañana y se restablece a las ocho con diez. Es la hora de entrada a las instituciones educativas. ***Ahora sí, machetazo al caballo de espadas. (antelmos@hotmail.com)

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